"Ni yo me imaginaba que aquel día cambiaría mi mundo. Quizá esos días deberían marcarse en el calendario en fucsia. Deberíamos tener constancia de que es uno de aquellos momentos a partir del cual nada más volverá a ser igual. Así, podríamos decidir si vale la pena levantarse en un día fucsia. Esa noche, no sé cuánto tiempo tardé en reaccionar: ¿Quince segundos? Quizá fue menos tiempo, no puedo asegurar cuánto tardé. El tiempo en sueños es un misterio, es tan relativo... Pero creo que es de agradecer esos fallos de raccord en los sueños. Aunque a veces descubres uno de esos errores de continuidad y sigues durmiendo, porque no deseas despertarte. Lo que demuestra que mucha gente prefiere dormir a vivir... aunque sepa que la realidad que está gozando es falsa. Esa noche, entre la delgada línea que separaba la realidad de los sueños, todo cambió... incluso yo. Creo que para cambiar una parte esencial de ti mismo no se debería vivir solo. Debería haber alguien a tu lado, alguna persona diciéndote: "Va a ser genial, es tu gran día". ¿No es eso lo que pasa siempre que tomas una decisión importante en la vida? En las bodas hay personas a tu alrededor que te dicen cosas de éstas. Incluso cuando firmas una hipoteca a 35 años, hay alguien con la frase perfecta para animarte. Y, sobre todo, justo antes de que el celador te lleve para operarte... alguien te desea suerte."
"Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo".