domingo, 25 de julio de 2010

De obstáculos y felicidad.

"Cuando se cansó de caminar, se apoyó contra un muro de ladrillo, que inesperadamente cedió a su espalda y se rompió en mil pedazos. Ariadna se levantó entre los restos de la brecha que había abierto en la pared, sin heridas ni magulladuras. Estaba tan sorprendida de hallarse al otro lado que tardó un rato en darse cuenta de que el explorado con el cazamariposas estaba a su espalda y la observaba con una sonrisa en los labios.

- Ésa ha sido una buena lección - dijo.
- ¿Qué lección? - preguntó ella irritada.
- Este viejo muro te ha enseñado algo muy importante para llegar al centro del Laberinto. La mayoría de obstáculos que encontramos en nuestro camino a la felicidad son imaginarios. Los creamos nosotros; es decir, son nuestros miedos.
- ¡Pero yo no he creado este muro! - protestó Ariadna.
- Éste no, pero sí otros - remarcó el explorador -. De otra manera no estarías aquí. Y ¿sabes por qué las personas nos creamos nuestros propios obstáculos? Yo te lo diré: porque nos da miedo llegar a los lugares que hemos soñado.
- ¿De verdad lo cree?
- ¡No lo dudes! Cumplir un sueño siempre da miedo, porque estamos acostumbrados a lidiar con las dificultades, pero no a recibir regalos de la vida. Por eso a menudo nos boicoteamos poniendo muros entre nosotros y lo que queremos conseguir.
- Parece razonable - dijo Ariadna, pensativa -. Por cierto, la otra vez me olvidé de preguntárselo: ¿Usted por qué está aquí? ¿En qué momento extravió el sentido de la vida?

El explorador se puso de cuclillas, fijó bien su monóculo y, apoyado en su mariposa, explicó con voz suave:
- Por qué estoy aquí no tiene importancia: lo único que cuenta es que busco la salida del Laberinto. Digamos que viajé muy lejos para encontrar algo que en realidad tenía muy cerca. ¿Lo entiendes?
- No del todo.
- Te lo explicaré con una historia que me contó un lama que conocí en un monasterio del Tíbet: Un hombre cumplió su sueño de viajar a la Luna, pero, durante el alunizaje, el cohete se averió sin remedio. Él siempre había deseado ir hasta allí, pero se encontró con que no podía regresar a la Tierra y le quedaba sólo oxígeno para tres días. En ese tiempo era imposible que pudieran mandarle otro cohete para recogerlo o traerle más oxígeno. El astronauta supo entonces, por primera vez en su vida, qué era exactamente lo que quería: volver a casa y estar en la Tierra para llevar allí una vida simple y feliz. ¡Tuvo que viajar hasta la Luna para valorar algo que tenía tan cerca!

Ariadna se quedó muy pensativa al oír esta historia, que el explorado concluyó así tras una pausa:
- Todos somos como este astronauta: vemos la felicidad en lo que está lejos, pero en realidad la tenemos mucho más cerca de lo que imaginamos.

Dicho esto, el explorador se fue campo través con su cazamariposas. Antes de que estuviera tan lejos que no pudieran oírse, Ariadna le gritó:
- ¿Y qué pasa con los obstáculos que no creamos nosotros, los que son reales?
- ¡A ésos yo no los llamo obstáculos, sino trampolines! ¡Sirven para ir a lugares a los que nunca habríamos llegado por nosotros mismos!"

El laberinto de la felicidad.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Buena metáfora. Es tremendo como el miedo y el autoengaño pueden condicionarnos e impedir que seamos felices.
Muchas veces tenemos lo más bonito del mundo a nuestro lado, pero es tan difícil verlo...
Un saludo :-)

^ i R i S ^ dijo...

... y al final todo está en nuestra mano. Y en este caso, en nuestros "ojos" y cómo percibimos nuestro mundo. Cuestión de abrirlos más... o sencillamante de echar la vista a un lado y mirar lo que está a nuestro lado.

Un besito ;)

Rocío dijo...

Todo está en nuestras manos, pero a veces estamos torpes y las cosas se nos caen de ellas...

Un beso guapi :)

^ i R i S ^ dijo...

Pero es más sencillo y cómodo dejarlo en otras manos...

Anoche pensé en colgar este texto, acordándome en tí ;)

¡Un beso preciosa!

Anónimo dijo...

-Muchas personas se han perdido en el Laberinto de la Felicidad porque han olvidado el arte de dar y recibir amor.Aquí les enseñamos a hacer un primer ingreso.El resto es fácil:sólo hay que practicar.Cada cual es un banco de amor.!No lo olvides!.

-Pero ¿cómo funciona este banco?

-Gestiona un amor sin intereses,porque se da libremente sin esperar nada a cambio.Puedes ingresar sonrisas,abrazos,caricias,besos,mimos.....Sea lo que sea lo que inviertas,siempre te saldrá a cuenta y multiplicarás su valor.Tambien puedes realizar ingresos de mucho valor,pero sumamente discretos:en este banco se valora saber perdonar,callar a tiempo,agradecer lo gestos de los otros.....El amor es una divisa que nunca pierde valor en la bolsa de la
vida.
TQM!;)
El Laberinto de la Felicidad.