jueves, 29 de julio de 2010

La frase del día. De todos los días.

"Aquí tenéis. - saca unos vasos del otro bolsillo-. Disculpad que sean de plástico. En la vida no se puede tener de todo; sin embargo, es necesario aspirar a ello, porque la felicidad no es una meta, sino un estilo de vida."

Federico Moccia.




domingo, 25 de julio de 2010

De obstáculos y felicidad.

"Cuando se cansó de caminar, se apoyó contra un muro de ladrillo, que inesperadamente cedió a su espalda y se rompió en mil pedazos. Ariadna se levantó entre los restos de la brecha que había abierto en la pared, sin heridas ni magulladuras. Estaba tan sorprendida de hallarse al otro lado que tardó un rato en darse cuenta de que el explorado con el cazamariposas estaba a su espalda y la observaba con una sonrisa en los labios.

- Ésa ha sido una buena lección - dijo.
- ¿Qué lección? - preguntó ella irritada.
- Este viejo muro te ha enseñado algo muy importante para llegar al centro del Laberinto. La mayoría de obstáculos que encontramos en nuestro camino a la felicidad son imaginarios. Los creamos nosotros; es decir, son nuestros miedos.
- ¡Pero yo no he creado este muro! - protestó Ariadna.
- Éste no, pero sí otros - remarcó el explorador -. De otra manera no estarías aquí. Y ¿sabes por qué las personas nos creamos nuestros propios obstáculos? Yo te lo diré: porque nos da miedo llegar a los lugares que hemos soñado.
- ¿De verdad lo cree?
- ¡No lo dudes! Cumplir un sueño siempre da miedo, porque estamos acostumbrados a lidiar con las dificultades, pero no a recibir regalos de la vida. Por eso a menudo nos boicoteamos poniendo muros entre nosotros y lo que queremos conseguir.
- Parece razonable - dijo Ariadna, pensativa -. Por cierto, la otra vez me olvidé de preguntárselo: ¿Usted por qué está aquí? ¿En qué momento extravió el sentido de la vida?

El explorador se puso de cuclillas, fijó bien su monóculo y, apoyado en su mariposa, explicó con voz suave:
- Por qué estoy aquí no tiene importancia: lo único que cuenta es que busco la salida del Laberinto. Digamos que viajé muy lejos para encontrar algo que en realidad tenía muy cerca. ¿Lo entiendes?
- No del todo.
- Te lo explicaré con una historia que me contó un lama que conocí en un monasterio del Tíbet: Un hombre cumplió su sueño de viajar a la Luna, pero, durante el alunizaje, el cohete se averió sin remedio. Él siempre había deseado ir hasta allí, pero se encontró con que no podía regresar a la Tierra y le quedaba sólo oxígeno para tres días. En ese tiempo era imposible que pudieran mandarle otro cohete para recogerlo o traerle más oxígeno. El astronauta supo entonces, por primera vez en su vida, qué era exactamente lo que quería: volver a casa y estar en la Tierra para llevar allí una vida simple y feliz. ¡Tuvo que viajar hasta la Luna para valorar algo que tenía tan cerca!

Ariadna se quedó muy pensativa al oír esta historia, que el explorado concluyó así tras una pausa:
- Todos somos como este astronauta: vemos la felicidad en lo que está lejos, pero en realidad la tenemos mucho más cerca de lo que imaginamos.

Dicho esto, el explorador se fue campo través con su cazamariposas. Antes de que estuviera tan lejos que no pudieran oírse, Ariadna le gritó:
- ¿Y qué pasa con los obstáculos que no creamos nosotros, los que son reales?
- ¡A ésos yo no los llamo obstáculos, sino trampolines! ¡Sirven para ir a lugares a los que nunca habríamos llegado por nosotros mismos!"

El laberinto de la felicidad.

lunes, 19 de julio de 2010

... y soplar sobre las heridas.

Hoy, reflexionaba sobre las heridas. En concreto, sobre esas zancadillas del corazón a la vida. Y es que, queramos o no, forman parte de este camino. 

Todos tenemos heridas en lugares recónditos, como si de un mapa se tratase. Heridas superficiales, profundas, simples, infectadas, contusas, punzantes, cortantes, recién curadas...

... pueden tener muchas formas, lugares y causas. Lo que no difiere mucho unas de otras es el modo de sanarlas. Nos enseñaron a echar mercromina y retirarla con algodón, para terminar poniendo una tirita. ¿Cuánto de funcional tiene esto? Será desconocimiento o falta de habilidad, pero a mi siempre se me quedaba algodón dentro de la herida y dificultaba la cicatrización. Además, poniéndole una tirita hacía un flaco favor a la herida.

Cualquier herida necesita ser limpiada y desinfectada con agua oxigenada, aire y tiempo. Y tiempo. ¡Y más tiempo! Todos necesitamos limpiar nuestras heridas antes de cicatrizarlas. Y estará bien pensar el motivo de la herida, qué nos hizo caer, cómo nos afectó, qué consecuencias tuvo y qué voy a hacer para sanarla. Sin ello, el proceso de cicatrización se torna complicado o, como poco, incompleto. Y soplar. Y dejarse soplar. ¿Por qué creeis sino que desde siempre se dice eso de "soplar las heridas"? ¡Porque sanan con más facilidad! Ese gesto mágico no solo sirve para pedir deseos. También consuela. Cura. 

... y dejar que el tiempo se pose sobre ellas con su magnífico poder de cicatrización. 

Desconozco cuál será la composición del tiempo, sin embargo he comprobado que tras su paso, las heridas duelen menos. Nunca me gustaron los potingues que atiborraban a las heridas con tal de acelerar su cura. Ahora entiendo por qué. Todo tiene su proceso, y hacer de catalizador no es otra cosa que romper el curso natural de las cosas. Es cuestión de lavarla y dejarla al aire. Eso sí, poniendo especial cuidado en no exponerla en exceso, huyendo de parches o tiritas que, a la larga, solo consiguen evitar que salga la infección y la cura se haga indefinida.

Llegará el día en que salga una cicatriz. Y no por ello, hay que des-cuidar(se). Es probable que por un descuido se levante al rozarla con algún objeto. ¿No os ha pasado alguna vez cuando os hacéis una herida, que parece que todos los golpes van al mismo lugar? Del mismo modo, las heridas emocionales también se "despegan" al revivir algún momento que nos recuerde la causa de la herida. En concreto, este tipo de heridas parecen que tuvieran un proceso "evolutivo" diferente al nuestro. En lugar de tener olvidos como nos pasa con la cotidianeidad a medida que envejecemos, mejor se recuerdan cuanto mayor somos. En fin... Las heridas que no termina de curarse, duelen. Incluso, pueden despegarse y sangrar de nuevo. Es algo inevitable...

... pero cuando finalice el proceso, esas cicatrices, como un mapa, nos recordarán los caminos que hemos recorrido y los tropiezos que hemos salvado. La experiencia será el indicativo de nuestro propio umbral del dolor. Y cada vez éste será más alto... porque saldremos fortalecidos, y nos enfrentaremos los rasguños de otro modo. O eso quiero creer :)

Y eso somos. Aquí estamos. Con nuestras heridas de guerra, algunas más profundas que otras. Algunas más emocionales que físicas. Algunas más heridas que otras.

lunes, 12 de julio de 2010

¿Esperar?

"La confusión conduce siempre a la certeza, si uno sabe darse permiso para estar confuso durante un tiempo. No iba a ser fácil, por tanto, ponerse trampas a sí misma. Por incómodo que resultara, tendría que esperar."


No digo que no sea bueno esperar a quien se quiere, sin embargo, sería más sano no esperar... dejando hueco a la sorpresa de ver venir por el horizonte lo que tanto deseaba, pero ya no esperaba. Quizá esto ayude a no ser tan exigente con lo que viene hacia mí por el camino...

"... porque si espero la fanfarria con las banderolas blancas y los estandartes dorados, y llega con paso firme la caravana abanderada en verde y sin estandartes, corro el peligro de no reconocerla, de no darme cuenta de que el desfile viene hacia mí, de dejarlo pasar sin festejo, de vivir llorando porque no ha ocurrido, cuando en realidad, no he sabido distinguir que estaba ocurriendo."

martes, 6 de julio de 2010

¡Canta!


"No os preocupéis por el futuro. O preocuparos si queréis, pero sabiendo que eso ayuda lo mismo que masticar un chicle para resolver una ecuación matemática. Los verdaderos problemas de la vida seguramente serán cosas que ni se te habían pasado por la cabeza. De esas que te cogen por sorpresa a las cuatro de la tade un martes perezoso. Cada vez que te asustes haz una cosa: ¡CANTA!"

jueves, 1 de julio de 2010

What is love?


"... Y comprender que tal vez amar sea otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Y se lo dices. Se lo dices a él. Y eres consciente de que hay respuestas que quizá deben cambiarse.
Es preciso partir para volver a encontrar el camino...

...puede que sea preciso viajar antes de saber cuál es la meta adecuada para nosotros. 

Quizá cada vez que amas sea la primera."
Federico Moccia.